Stuck.

Cuando caminas pero sentís que no avanzas.
Cuando queres hacer pero estas paralizada.
Cuando los esfuerzos por no acordarte son el detonante de recuerdos.


Andate, andate y no vuelvas nunca... andate.

Soy.

Soy aquella.
Soy la que no puede recuperarse.
Soy la eterna enferma.
Soy mi eterna exigencia.
Soy la lluvia de mis ojos.
Soy el fantasma de mi pasado.
Soy la gordura que me atormenta y los huesos que se entierran en cada abrazo.
Soy el monstruo perfeccionista obsesionado.
Soy la enfermedad, y la muerte que me acosa.
Soy yo.

La perfección es la muerte.


La perfección es algo difícil de describir, en este caso, la perfección es la muerte.
Es sinónimo de fragilidad, huesos, ojeras y ayunos.
Tu vida gira alrededor de cuantas calorías consumiste, y lo único que te importa es no perder el control.
Odias tu cuerpo, te odias a vos misma. 

Ese odio explota y empezas a odiar todo lo que te rodea.

Minimizas las porciones de comida, cada vez menos... hasta no comer nada.
Cuando reaccionas es cuando ya no podes parar (cuando nadie te puede parar).
Abrazas tus huesos, te frustras, te perdes en vos misma, te sentís sola, DESILUSIONADA. 
Tus ojeras marcan tu perfección tan deseada.


¿Eso es lo que querías? Sí, pero no.
Nunca va a ser suficiente, nunca vas a ser lo suficientemente buena. 


Skinny bitch.

Tomaste una decisión: no vas a parar.
El dolor es necesario, sobre todo el dolor del hambre.
Eso te re-asegura que sos fuerte.


Porque quiero y porque puedo.