No se si continuar con la carrera. Me preocupa por las chicas que van bien, pero otras se borraron totalmente. Así no dan ganas de seguir.

A mitad de camino las vio.
Una era una mujer de mediana edad, obesa; mejor dicho, gorda, absolutamente y rematadamente gorda, sin medias tintas; con unos brazos rollizos, unas piernas enormes, un vientre abultado y dos gigantescos senos sobre él. La otra podía ser su hija, o una hermana, porque era más joven, mucho más joven, pero estaba igualmente gorda para sus años, con la diferencia de que, a causa de ello, lucia un esplendido escote, SIN COMPLEJOS.
Lo más curioso era que iban por la calle comiéndose un fantástico helado y RIENDO.
Reían sin parar, abriendo la boca, ofreciendo toda su abundante felicidad a los que, como ellas, las miraban por la calle.
Las vio pasar, alejarse, darle lametones al helado, reírse.
Como si tal cosa.
Felices.
Ella, con solo un par de kilos demás, había empezado sus regímenes, y ese fue el comienzo del detonante. Después, las frustraciones, la culpabilidad, el progresivo hundimiento de su animo, las ganas de morirse, el delicado equilibrio de todo un mundo que acabó convergiendo exclusivamente en sí misma y así, el inexorable declinar hacia el abismo.
Aparto esos recuerdos de su mente. Y le dio la espalda a aquellas dos mujeres.

Juegos de tiempos.

La gente cambia. El tiempo pasa sin control.
Fotos. Fotos que no se corresponden con la realidad.
Fotos que intentan congelar el paso del tiempo.
Las facciones no se reconocen, hay un abismo entre lo que fue y lo que es.
Yo ya no te reconozco, sos de mentira.
Sos una foto de lo que fue... que me aparece disfrazada de realidad.
Me confunde.

Ambivalencias.

Yo y mi discurso contradictorio.
Mi "si" pero "no", mi "con" pero "sin".
Mi agridulce.
Mi mucho pero no tanto.
Mi histeria, la propia y la ajena, la que fabrico y la que me pegan...
Mi "no me animo", pero me mando.
MIS ENREDOS, MI "NO SE LO QUE QUIERO".
Mis impulsos y lo que guardo...



I don't necessarily agree with everything I said.

¿When will I ever look into a mirror and actually like what I see?
Me cubría la cabeza con una frazada y deseaba dormir, olvidar ese horrible acto de descontrol.
Desaparecer, estar ausente.
Por primera vez no tenía miedo de quedarme dormida, incluso quería dormir, me relajaba, me hacía sentir segura.
Sentí ahogo. En realidad, la comida me daba asco; todo ese atracón. Odio la sensación de tener el estomago lleno y preferiría no comer. Como sólo porque es necesario; necesario para seguir viva. Asocio la comida con engordar. Es cada vez peor. Intento hacer como si no pasara nada. Y ahora es cuando digo que tengo que comer normalmente. Pero no es tan fácil. Lo más absurdo es que yo misma veo lo tonta que soy y cuánto riesgo corro. Pero la tentación de ser delgada y no comer es demasiada. Cuando mi estómago está vacío me siento poderosa. No quiero, pero mi repugnancia por la comida es mayor que mi sensatez. 






(Es aterrador estar escribiendo todo esto, es como si yo no fuera esta persona).
Todo el mundo decía que tenia buen aspecto, pero la mirada de mis padres denotaba preocupación. Mi dieta ya no era inocente y despreocupada: ahora era una obsesión. Mamá lo vio, papá lo vio y yo en realidad también lo vi, pero no podía hacer nada y arrinconé el miedo, animada por los elogios que recibía con mi delgadez, que luego se convertiría en demasiada delgadez y flaqueza.
Ahora estoy súper deprimida. Ni siquiera sé por qué. La gente no entiende que sea insegura, cuando digo que no estoy contenta conmigo, interior y exteriormente. No quiero aceptar mi cuero. A veces me pregunto cómo hubiera sigo nacer con otro cuerpo, fino y delgado: ¿Me sentiría diferente?, ¿Más feliz?.
¡Lo vivo todo con tanta intensidad! ¡Soy tan dolorosamente consciente de todo! ¡Veo tanto el mundo, la gente a mi alrededor!.
A veces, eso me duele mucho, pero con lo que más dificultad tengo es, en estos momentos, conmigo misma.
Dije que no tenía mucha hambre, aunque, si bien era algo cierto, había comenzado una dieta que quería seguir seriamente.
Con ella empecé a escoger concienzudamente lo que tenía que comer y lo que no.
Adquirí buen ojo ara reconocer lo que engordaba: sin haberlo leído jamás, sabía exactamente lo que tenía que tachar de mi menú.

Me lo tomé cada vez con más fanatismo.
Y bueno, una dieta; ¿qué chica no sigue una dieta?; se trataba simplemente de una adolescente insegura y ya se me pasaría.
Nunca había estado gorda y tenía un buen aspecto. Pero yo me sentía enorme. El adelgazamiento comenzó lentamente; el primer mes no noté nada. Pero, de pronto, los kilos empezaron a volatilizarse. 
Vivo mi vida lo mejor que puedo. No importa donde comenzas, ¿verdad?, porque al final, harás lo que debes hacer: tu función en la tierra.
No era ni una nena ni una adulta, sino algo entremedio.
Empecé a mirar a mi alrededor, más allá de mis libros, y ¿qué vi? Piernas más delgadas que las mías, brazos que cabían en los míos. Estaba demasiado gorda, era demasiado grande. Pero este sentimiento roedor de inseguridad y autodesprecio no lo expresé con palabras; no era consciente de él y me roía, en algún lugar dentro de mí.
No me ubicaba, no sabía que actitud tomar, qué contestar si alguien me preguntaba algo, cómo tenia que caminar por la calle, qué estaba bien, qué era normal. En mi cabeza había siempre una vocecita crítica que me hacia trizas. Todo lo que hacia estaba mal, era ridículo, forzado y estúpido.
Era dolorosamente consciente de todo lo que hacía y decía. Sentía que cada movimiento que hacía. Sentía cada movimiento que hacía y sabía que exactamente cómo se veía desde afuera. Mis muslos, demasiado gordos. Comencé a esconder mi panza. Todo lo expresaba con palabras, parecía segura de mí misma, creía estar segura de todo pero, a su vez, me decía a mí misma cómo debía presentarme a los demás, cómo tenía que sentarme, como debía mirar a un grupo de chicos que me miraba al pasar.
Era un globo de aire que vagaba por el cielo; creía que podía con todo, que volaba alto por encima de todo y de todos y, en realidad, estaba sólo llena de aire. Y claro, un simple pinchazo era suficiente para hacerme caer muy bajo.
No era siquiera un sentimiento barato lo que sentía, es decir, no sentía absolutamente nada: vacío. El deseo de sufrir y la imposibilidad de sufrir, el deseo de sentir y la imposibilidad de sentir. Sabía muy bien cómo debía hacerlo pero no podía, lo cual no podía aceptarlo. En todos los sentidos, esperaba demasiado de la vida, de mí misma y de mí entorno.
Esperanzas de pensar y de sentir.
Por dentro estaba hecha un caos de sentimientos que no conseguía situar y, por eso, los escondía.
Es gracioso, mi cabeza dice: <<Eras insegura con tu aspecto físico y segura con lo que sucedía adentro. Dabas consejos a todo el mundo. Sabias perfectamente como se debían hacer las cosas y por qué sucedían >>. Pero mi corazón dice otra cosa: <<Por desgracia, no estabas segura de nada. Por dentro había un caos completo, preguntas, inseguridades y, al final, ya no querías sentir más>>. Me sentía segura con gente que se sentía insegura; les quería ayudar. Me gustaba que la gente me escuchara, que me siguiera.
Ahora aprendí que la amistad existe gracias, sobre todo, a un buen oído. Es un gran descubrimiento todo lo que se puede llegar a compartir. Escuchar enriqueció mucho mi vida. Podía notar la belleza de las cosas, ero no podía notar la gente a mi alrededor.
Me situé en un pedestal y lo observaba todo como un espectador, pero no me atrevía nunca a participar de lo que veía. Ahora mucha gente me dice que era fría y distante, graciosa como una princesa dando la mano, mirando con seguridad a los ojos de alguien, pero con un muro entremedio.
Todos a mi alrededor podía ver mejor que yo lo confusa que estaba.
¿Por qué no escuché a nadie?
Casi todo, cada acción, se refleja en nuestro ego.
Hemos olvidado el amor, y su gran opuesto, el miedo, parece ganar la partida. Podríamos resistirnos si tuviéramos respeto por la gente, por lo que somos realmente; si no juzgáramos con tanta rapidez y sustituyéramos el miedo por amo. Y recuerda: todos los problemas que te conciernen, puedes solucionarlos si no te alejas de vos mismo, mirando en tu interior para ver de donde viene el problema. Todos los problemas sirven para crecer un poco, y eso lo haces casi únicamente resolviéndolos vos mismo.
Estamos acá, en definitiva, para aprender y cumplir nuestra tarea.
Es tan increíble como todo está relacionado entre sí y guarda equilibrio... El agua, el fuego, el aire y la tierra no podrían existir si faltara uno de estos elementos; sin aire, se extinguiría el fuego, etc. También la gente posee estos elementos y tiene que equilibrarlos; la tierra tranquila y el fuego.Es como un rompecabezas donde todas las piezas cuadran; todo es como debe ser, las cosas suceden en el momento preciso y conoces a la gente que necesitas conocer.
En un momento dado, ni te preocupas de saber por qué suceden las cosas y solo abrís tu corazón, dar y recibir, y aceptar las cosas como son.
¿Cuándo dejo mi caramelo de endulzar?, ¿Cuándo se rompieron los muros y se extinguió mi ansia de construir?. Es como si no tuviera esqueleto ni armazón de la realidad. No puedo separar las mentiras de la verdad; la mentira es tan cierta como la realidad.Pero si creo lo suficiente en mi propia mentira ,que para mi es la verdad, entonces, ¿ya no es una mentira, no? A menudo me sorprendo a mi misma exagerando o mintiendo sin querer.
Veo solo lo que quiero ver, siento solo lo que quiero sentir, el resto no existe.
Describo mi mundo para obtener claridad sobre mi misma, para dar, con las palabras, forma y firmeza a las cosas.
Puedo ver tras estas palabras, una chica terriblemente desesperada que no quiere estar donde está. Que quiere vivir en un mundo que ella considere suficientemente bonito, pero que en realidad no existe: yo construí mi propio mundo con las palabras.

Welcome.

Este es un sitio pro-anorexia.
Yo no voy a ser responsable de la enfermedad ni las decisiones de nadie.
Si estás en recuperación/tratamiento el contenido de este espacio puede afectarte.
Por favor, retirate.
Este sitio no es lindo ni glamoroso.
Los desordenes alimenticios no son una broma. Son problemas verdaderos que causan daños irreparables a tu cuerpo y tu mente.
Este sitio es para aquellas personas lo suficientemente fuerte como para saber que NO NECESITAN tratamiento. Si crees que lo necesitas o que esto es una moda, también te invito a cerrar esta página.
¿Por qué ser Pro-ana? Ser pro ana es un DERECHO, porque tenemos derecho a elegir. Tenemos que hacernos valer, porque nadie puede obligarnos a hacer algo que no queremos. Si la gente quiere ponerse a dieta, lo hacen... nadie les dice nada. ¿Por qué nosotras tenemos que ser criticadas? ¡Solamente estamos tratando de sentirnos bien! 



Estamos tratando de ser lo más puras posible... y también vamos a hacer lo IMPOSIBLE.
La anorexia no es para todos, así que va a haber gente que no nos va a entender. Pero nos vamos a hacer cada vez más fuertes.
En esta página no vas a encontrar consejos de cómo vomitar, ni cómo hacer para que se te pase el hambre, porque una verdadera anoréxica no necesita consejos para dejar de comer, pero a veces quizás sí necesite que alguien le recuerde quién es.
Para eso está este sitio.