LITTLE PRINCESS

Mi mundo es frágil, irreal, sostenido de ilusiones.
Mi mundo de princesas, de cuentos sin finales de hadas, dragones, ni sapos.
Sueños, ilusiones, ganas de vivir, donde las princesas estamos en extinción, donde los dragones tratan de acabarnos.
Besamos mil sapos y no encontramos al príncipe azul.
No podemos llorar porque sino, se nos cae la corona.
Un mundo tan perfecto que llega a enfermar.
Un mundo rosa, que en un descuido se vuelve gris.
Donde no importa dejar algo de vida para lograr tus sueños.
Existe el dolor, buscas el dolor intentando ser perfecta.
Un mundo de princesas.


ALICE IN WONDERLAND

Fue entonces cuando el Conejo sacó un reloj de bolsillo de su chaleco para consultar la hora, antes de echar a correr de nuevo, y sólo entonces se dio cuenta la niña de que nunca en su vida había visto un Conejo con chaleco, ni mucho menos, con reloj de bolsillo. Alicia se levantó de un brinco, y muerta de curiosidad, corrió por la pradera hacía el lugar donde se encontraba el Conejo. Y llegó justo a tiempo para verle desaparecer por una gran madriguera que se abría al pie de un seto.
Y no tardó Alicia en seguirlo, sin pararse a pensar cómo se las arreglaría para salir de allí.

Stuck.

Cuando caminas pero sentís que no avanzas.
Cuando queres hacer pero estas paralizada.
Cuando los esfuerzos por no acordarte son el detonante de recuerdos.


Andate, andate y no vuelvas nunca... andate.

Soy.

Soy aquella.
Soy la que no puede recuperarse.
Soy la eterna enferma.
Soy mi eterna exigencia.
Soy la lluvia de mis ojos.
Soy el fantasma de mi pasado.
Soy la gordura que me atormenta y los huesos que se entierran en cada abrazo.
Soy el monstruo perfeccionista obsesionado.
Soy la enfermedad, y la muerte que me acosa.
Soy yo.

La perfección es la muerte.


La perfección es algo difícil de describir, en este caso, la perfección es la muerte.
Es sinónimo de fragilidad, huesos, ojeras y ayunos.
Tu vida gira alrededor de cuantas calorías consumiste, y lo único que te importa es no perder el control.
Odias tu cuerpo, te odias a vos misma. 

Ese odio explota y empezas a odiar todo lo que te rodea.

Minimizas las porciones de comida, cada vez menos... hasta no comer nada.
Cuando reaccionas es cuando ya no podes parar (cuando nadie te puede parar).
Abrazas tus huesos, te frustras, te perdes en vos misma, te sentís sola, DESILUSIONADA. 
Tus ojeras marcan tu perfección tan deseada.


¿Eso es lo que querías? Sí, pero no.
Nunca va a ser suficiente, nunca vas a ser lo suficientemente buena. 


Skinny bitch.

Tomaste una decisión: no vas a parar.
El dolor es necesario, sobre todo el dolor del hambre.
Eso te re-asegura que sos fuerte.


Porque quiero y porque puedo.

Crónica de una historia sin principio ni final.

Una puerta cerrada que no se abría para nadie.
Apagaba las luces y fingía estar ausente.
Tenía las manos frías, quizá consecuencia de ese clima al que llaman "soledad".
Cometió un error, o tal vez un descuido.
Duerme con sus auriculares puestos para no tener que escuchar, se pierde en la música y siente que vuela.
El volumen es proporcional a la altura que puede alcanzar.

ALONE

Estamos solos, porque cuando tocamos fondo no hay mano que nos ayude a salir, si no tenemos la voluntad de salir con nuestra propia fuerza.
Estamos solos porque nadie puede hacerte ver la luz, cuando elegís ver la oscuridad.
Por suerte, estamos solos, porque una vez consciente de eso, nadie es capaz de corromper tu felicidad, ni tu paz.

Ella en tercera persona.

Ella se levantó de una siesta poco medida, con el día lleno de nubes mojadas, en una urgencia por ordenar su caos visual (aunque sea),
se puso a limpiar su cuarto, empezar a organizar.
Los fantasmas aparecieron entre papeles y polvo,
recuerdos que la hicieron llorar.
Y lloró, lloró con el estomago y la garganta,
esos llantos que no se pueden controlar ni tampoco aguantar.
Ella lloró con lagrimas a puertas cerradas,
lloró por todo y por nada, por lo que fue y lo que es.
Hablaba en tercera persona para abstraerse y quizá entenderse.

Goodbye fucking 2011. Hello beautiful 2012.

Cuántas cosas cambiaron éste año.
Sufrí como nunca antes.
Sé que nada pasa en vano.
Aprendí a valerme por mi misma, aprendí que no necesito a nadie para hacer y deshacer mi parecer. Que nadie decide por mi, más que yo misma.
Sé perfectamente que me hace mal y que me hace bien.
Entendí que me merezco y que no, y que para merecer cosas buenas, tenemos que dar cosas buenas.
Conocí a personas increíbles, que me completaron y me ayudaron a sacar lo que tenía adentro.
Lo que no me sirve, lo descarto. Lo que me sirve, lo tomo.
Todos me enseñan algo todos los días. Aprendí a aprender todo lo que me pasa y de cada persona con la que aunque sea cruce una palabra.
Veo las cosas de otra manera.
Miles de miedos absurdos ya no encuentran sentido en mí.
No me exijo en cosas que antes me exigía, aún así tengo claro hasta donde soy capaz de llegar y cuan alto es.
Me siento una persona distinta de la que era el año anterior.
Estoy orgullosa de lo que aprendí, del dolor que logré atravesar (uno del que en algún momento creí, que no iba a sobrevivir), y en lo que me convertí.
Hoy soy más consciente que nunca de que la vida es lo que nosotros elijamos ver, hacer, tener, perder, pensar, dar, recibir.
Todo depende de como se mire.