La cordura entrelineas.

Me robas considerable porcentaje de mi tiempo mental,
te cruzas por mis ideas sin avisar,
me sacas tiempo.
Me molestan tus respuestas, me enredan,
quiero encontrarte pero no voy a salir a buscarte.
No me interesan los puntos suspensivos ni los puntos finales.,

los míos son los garabatos, escribir sin renglones, lo que sale.
De tanto pensar, terminamos por desvariar.
Sacate lo que tengas demás, dejate llevar a ninguna parte.
No te conozco. No vas a enterarte.
No quiero saber como sigue.

Sobredosis.

Nadie tiene la capacidad de saber y controlar el curso que toman las cosas en tiempo/espacio.
Incógnitas, cuadros en blanco, caminos que todavía ni existen.
El peso del "más adelante", de "todavía hay tiempo".
Buscando ser feliz caes en la lucha interna de lo que queres y lo que debes.
Una te roba sonrisas y otra te las quita.
Queda una mueca, un ademan que no se concreta,
quedan ideas sin forma.
Te quedas mirando para atrás porque el ahora es demasiado real para digerirlo. 

Mi cabeza como una nube.

No se si duele, pero si me marea.
Me desestabiliza y me confunde.
Me nubla.
Me nubla la vista y los pensamientos.
Estoy mareada pero consciente.
No me quiero caer, así que voy a agarrarte la mano, fuerte, muy fuerte y voy a esperar que el mareo pase.
Y cuando vea nítido de nuevo, quiero seguir de tu mano y verte mirándome. 

Panic attack.

Sudenly you're afraid and you don't know what you're afraid of.


Tengo una cita conmigo que no me animo a afrontar.
Estoy tan lejos de mi, que ya no alcanzo a ver mi esencia.
Un inconsciente ya inmanejable, que no me deja vivir en paz.

Nunca digas nunca.

I't strange talking about yourself.
You think you know yourself, but
YOU DON'T.



Será que tampoco me importaba tanto como yo hubiera necesitado que me importe.
Reconozco que me desconozco.
Pero bueno, SOY HUMANO.

Vuelta de 180º.

Y así de la nada apareció  esta angustia en el pecho que me quiere empezar a ahogar...
Tengo una sensación rara adentro.
Estoy preocupada y tengo miedo.
Sí, eso es, MIEDO.
Mil preguntas pasan por mis neuronas.
Hay más preguntas que respuestas, de hecho... hay preguntas y NO hay respuestas.

Dejarse sorprender.

Lo espontaneo del momento.
Conocer gente que te roba sonrisas.
Dejarse llevar en situaciones no programadas.
La improvisación.
La complicidad con esa persona que te conoces DEMASIADO.
Los mensajes que te dibujan sonrisas.
Ese instante de auto conciencia que pensas... ¿Qué hacemos acá?.

QUE NO TE IMPORTE NI COMO, NI CUANDO.

Abstraerme.

A veces siento algo muy fuerte cerquita del pecho.
O dentro de él... todavía no me doy cuenta.
Justamente NADA.
Un vacío muy hondo que me obliga sin que me de cuenta a abstraerme en mi mundo.
Me aíslo en palabras y pensamientos.

Explotó.

Le dijo las cosas más lindas, pero las palabras hicieron ECO dentro suyo.
ESTABA VACÍA. 

Hablando sola.

¿Y si desaparezco un rato?
¿Y si cuelgo mi mente de una soga hasta que se seque de problemas?
¿Y si me mudo de cuerpo?

¿Y si dejo de cuestionar el "que" y el "por qué"?
¿Y si mejor no me decís lo que pensas?
¿Y si cerramos los ojos y me pellizcas? 
Su camino esta lleno de piedras,
cada vez cuesta más apartarlas de ahí.

Direcciones inciertas.

¿Esta mal no sabe lo que haces?
Para mí es una fija.
Hacer lo que haces, pero no saber porque.
¿Qué onda? ¿A donde me estas llevando? ¿Qué estas haciendo?
Darling, your head is not right.

?

Por más que le busque la vuelta no entiendo.
No tiene lógica, coherencia ni sentido.
No te entiendo, no entiendo que pensas ni que queres que piense.

Levantando paredes.

Barriletes de desilusión.
Todo cambia, también cambio yo.
Me da miedo saber la verdad.

Me desteñí.

Yo ya no veo su color, ya no me acuerdo como era...
No me quieras tanto,

no me cuides así,
no me digas cosas tan lindas, 
no confíes tanto en mí.
Me desteñí, yo veo en blanco y negro.

Why?

¿Por qué ese egoísmo?
¿Por qué evadir eso con lo que no paro de tropezarme?
¿Por qué tachar todo lo que escribo?
¿Por qué mantener la compostura si estoy cansada?

¿Por qué no hablo si me ahogan las palabras?

She is in delirium.

Te infiltras en rostros ajenos.
Te busco entre la gente.
Es darle la mano a la nada y caerse.
Es contarle secretos a una pared.
La falta de respuestas me lastima los oídos.
ME HICISTE PERDER LA CABEZA.

¿Hasta cuánto dura la sin razón?

180º

Es sentir que no estas en tu lugar.
Es querer conocer otro punto de vista.
Es querer irte, necesitar otro aire, otra cosa.



Es que se te apunen los oídos de tantas ideas sin resolver.
Es que se te enreden las ideas, que te aturdan...



Es no saber que hacer, a donde correr, que agarrar y que soltar.
Es estar estancada, vacía de una realidad que colapsa.
Es querer buscar, querer encontrar.
Es querer un giro de 180º y mirar la vida desde otra vereda.



La necesidad de cambio es inminente, y las ideas me aturden, me atropellan sin decirme nada.

Válvula de escape.

Lo pensas y lo haces,
del dicho al hecho en un solo tropiezo.
Hay ideas que pierden sentido por buscarle la razón.
Es como cuando te miras mucho tiempo al espejo, empezas a ver cosas raras, cosas que no estaban.


Cuando la mirada superficial se demora en los detalles, se pierde entre ellos.
El todo pasa a segundo plano.


Tantos espejos distorsionan, tantas preguntas equivocan.
Sorry, but i'm under construction.
Sabe más de lo que dice.
Siente más de lo que cuenta.
Sonríe menos de lo que debiera.
Duerme menos de lo que quisiera.
Piensa, se encierra y piensa... enmaraña ideas.
Don't be so quick yo judge me; you only see what I choose to show.

Despelote.

No porque no se hable deja de existir.
No porque nadie sepa deja de ser.
El problema esta latente, invisible pero ahí, presente en la mente.
Te mira y le corres la mirada.
Te persigue, pisándote los talones y no te deja caminar derecho.
No esta bueno evadir lo evidente. 
El miedo puso nuevas alas a sus pies.
Hasta dejó de pensar, aunque su mente era un caos de ideas en ebullición.
Estoy bien, sin embargo...
Todas las partidas han de terminar, antes o después.
Y como buena jugadora, sé que es mejor no prolongarlas indefinidamente.
¿Cuál es la situación?.
Ella, la muerte, ataca con su reina negra segura y dominante. Yo solo tengo mi caballo blanco, mi resistencia. Si hacemos tablas, me quedaré en este lugar para siempre. Pero no quiero las tablas.
Nunca ha sido mi estilo. Prefiero...
Jaque mate.
Ganar o perder.
Anochece y es el momento, mañana será otro día.
Tengo dos opciones y el valor de enfrentarme a ellas. Una es ir a la oscuridad. El adiós. Otra es regresar por donde he venido, volver, asumir el dolor, y recuperar mi cuerpo, mis sensaciones.
Oscuridad y luz.
Y en ambos casos, el camino es difícil.

Debo decidirme.
Muevo mi caballo blanco. La reina negra espera.
Mi turno, mi turno.
El espejo le devolvió su imagen, a mitad de camino, a ninguna parte. (Al menos así es como se sentía).
Demasiado joven para ser mujer, demasiado mujer para ser joven.
Todas las sensaciones volvieron a ella.
En bloque, sepultándola bajo su peso.
Cuando se dejó caer sobre la tapa del inodoro para sentarse, al flaquear sus piernas, comenzó a llorar en silencio, con la cabeza echada hacia atrás y apoyada en la pared con los ojos cerrados.
-¿Por qué? -. Se preguntó - ¿Por qué?. 
No se.
Todo es tan extraño, tan relativo.
Los escucho a todos, los veo a todos, pero es como si hubiese una distancia de millones de kilómetros. En cambio, los sentimientos están tan cerca, son como una ola de calor constante. Cada voz, cada caricia, cada mirada cae sobre mi como un manto de ternura. Y creo que es esa ternura la que me retiene, ¿no es curioso?. 
No quiero hacer daño a nadie y menos a quien me quiere.
Así que la ternura me ata a este lado del camino, mientras algo me llama al otro.

Bueno, puede que me quede para siempre, en esta tierra de nadie.
Una partida de ajedrez sin fin, sin ganador ni perdedor.
Tablas eternas.
Los ojos los tenia fijos en el suelo, en el abismo abierto entre ellos. Toda la tensión que sentía se expandió con ese gesto, abarcando un enorme radio en tono a si misma.
- Estoy muy calmada dijo -. Muy calmada.


(Pero sabía que no era así, que las emociones volvían a florar, a salir por los resquicios y las grietas de su animo). 
El estimulo de la corriente.
La rebeldía de los que no tienen ninguna rebeldía, salvo vivir.
Vivir para pasarla bien.
Lo unico que querría es tener un instante final.
Solo quiero un instante.
Un instante final. Aunque temo que baste ese simple segundo para sentir todo lo que no siento ahora.
No me gusta el dolor.Ese es mi último miedo.
Me toca mover. Pasa el tiempo y la partida esta en tablas. Pero me toca mover.
Mi rival acaba de lanzar un ataque sobre las posiciones de mi rey y mi reina. Es una situación comprometida. Tengo que hacerlo. Puedo sacrificar una torre para escapar, o meditar detenidamente mi propio ataque, lanzando un caballo sobre su alfil. ¿Y ese peón? Cuidado. Mi rival es bueno. Es el mejor que he tenido nunca.
Porque ahora se cómo es, sé quien es.
Le he visto la cara.
Mi rival es la muerte, y juega a ganar.
Si me importa su dolor, pero deberían saber que estoy bien.
Los escucho.
Claro que los escucho.
Ni siquiera hace falta que hablen. Puedo escuchar sus pensamientos, y no me duelen.
Acá las emociones, las sensaciones, son distintas.
Eso no.
La confusión y el aturdimiento de acentuaron.
Se dejó caer hacia atrás temblando, aturdida.
Se llevo las manos a la cabeza. No era una guerra, era algo mucho peor.
Dos personas peleándose en su interior.
Corazón dividido, cerebro dividido, vida dividida. 
Creyó escuchar palabras como "confianza" y fragmentos de frases sueltas como "no presionarla" o "vamos a esperar, nos prometió..."
Promesas, promesas.
Tomas desaparecían al acabar de comer. Entonces quedaba ella, y solo ella frente así misma.
No quería morir, pero su hambre incontrolado, el miedo a engordar, la sensación de impotencia y frustración, aún eran superiores a ella.
No saben que la decisión es mía.
Tengo la paz tan cerca...
Sin embargo, no quiero que sufran, y se que están sufriendo.
Sufren por mí, porque me quieren, y si me voy... si me dejo atrapar por esto.
Tal vez debería luchar.
Siempre estará este camino, pero no tengo más que una vida.
Esta vida.
Estoy al final de un camino y al comienzo de otro.
Puedo escoger.
Retroceder para empezar por el primer camino de nuevo, o seguir, para ver que hay en este.
Siento que una parte de mí me empuja hacia adelante, pero hay otra que me obliga a esperar y a luchar.
La clave era siempre el después, lo que hiciera ella con lo que hubiese ingerido.
La necesidad de comer se le disparó en la mente.
La avidez de su estomago le acentuó su habitual dolor de cabeza.
Ahora lo que debes hacer es comer de manera tranquila y no pensar en nada.
Ya era demasiado tarde.
Los médicos habían insistido en que no la forzaran, que no hablaran de obligaciones ni nada parecido, aunque tampoco se mostraran permisivos o falsamente indiferentes. Sin embargo, la naturalidad era difícil de guardar cuando lo que veían ante si, no era más que el pálido reflejo de lo que un día había sido. 
Todo su ser se agitó, no física sino mentalmente. Un miedo atroz, silencioso, abrumador, le saltó de arriba abajo. Sabía que tenia que guardar la calma, que era una pesadilla, que lo mejor era tranquilizarse y esperar.
En unos segundos, todo volvería a la normalidad y podría abrir los ojos, moverse.
Pero esos segundos podían ser eternos. 
La adolescencia es la parte de la vida más importante, porque es aquella en la que las personas se abren a todo, se tocan, descubren que están vivas, se sienten, aprenden, sufren la primera realidad de la existencia, aman y buscan ser amadas.
El estallido de las emociones.
Era un monstruo.
Aunque mucho peor era estar gorda.
Tener tanta hambre y comer, y engordar, y...
Tal y como le había dicho su medico.
Se estaba muriendo. Si no dejaba de comer incontroladamente para vomitar despuéssintiéndose culpable y por temor a la obesidad, sería el fin. Había llegado al limite, y tras él, no existía retorno posible.
Se miró en el espejo de su habitación.
Desnuda.
Recorrió las lineas de su cuerpo, una a una. Casi podía contar sus huesos, las diagonales de sus costillas, el vientre hundido, la pelvis salida y extrañamente frondosa, las nudosidades de sus rodillas, la piel seca, el cabello débil y sin fuerza que se le caía cada día más.
Y aún así se sintió mal por algo distinto. Peor.
Gorda.
Tuvo que cerrar los ojos y volver a abrirlos para enfrentarse a la realidad.
Su mente era un hervidero. Creía que un descanso, atemperar los nervios le vendría bien, y descubría que no, que la soledad era peor. El silencio se convertía en un caos. 
No tenia sueño, ni pizca de sueño, aunque agradecía el hecho de poder estar tumbada en silencio. Lo único malo del silencio era oír el eco de sus propios pensamientos. Un eco que la aturdía.
Y no podía escapar de él. Era como ondas que se dilataban y se contraían en la superficie quieta de un lago.
Y era aterrador.
Tuvo una extraña sensación, ajena a la realidad primordial.Una sensación egoista, propia, mezcla de rabia y desesperación.

No se si continuar con la carrera. Me preocupa por las chicas que van bien, pero otras se borraron totalmente. Así no dan ganas de seguir.

A mitad de camino las vio.
Una era una mujer de mediana edad, obesa; mejor dicho, gorda, absolutamente y rematadamente gorda, sin medias tintas; con unos brazos rollizos, unas piernas enormes, un vientre abultado y dos gigantescos senos sobre él. La otra podía ser su hija, o una hermana, porque era más joven, mucho más joven, pero estaba igualmente gorda para sus años, con la diferencia de que, a causa de ello, lucia un esplendido escote, SIN COMPLEJOS.
Lo más curioso era que iban por la calle comiéndose un fantástico helado y RIENDO.
Reían sin parar, abriendo la boca, ofreciendo toda su abundante felicidad a los que, como ellas, las miraban por la calle.
Las vio pasar, alejarse, darle lametones al helado, reírse.
Como si tal cosa.
Felices.
Ella, con solo un par de kilos demás, había empezado sus regímenes, y ese fue el comienzo del detonante. Después, las frustraciones, la culpabilidad, el progresivo hundimiento de su animo, las ganas de morirse, el delicado equilibrio de todo un mundo que acabó convergiendo exclusivamente en sí misma y así, el inexorable declinar hacia el abismo.
Aparto esos recuerdos de su mente. Y le dio la espalda a aquellas dos mujeres.

Juegos de tiempos.

La gente cambia. El tiempo pasa sin control.
Fotos. Fotos que no se corresponden con la realidad.
Fotos que intentan congelar el paso del tiempo.
Las facciones no se reconocen, hay un abismo entre lo que fue y lo que es.
Yo ya no te reconozco, sos de mentira.
Sos una foto de lo que fue... que me aparece disfrazada de realidad.
Me confunde.

Ambivalencias.

Yo y mi discurso contradictorio.
Mi "si" pero "no", mi "con" pero "sin".
Mi agridulce.
Mi mucho pero no tanto.
Mi histeria, la propia y la ajena, la que fabrico y la que me pegan...
Mi "no me animo", pero me mando.
MIS ENREDOS, MI "NO SE LO QUE QUIERO".
Mis impulsos y lo que guardo...



I don't necessarily agree with everything I said.

¿When will I ever look into a mirror and actually like what I see?
Me cubría la cabeza con una frazada y deseaba dormir, olvidar ese horrible acto de descontrol.
Desaparecer, estar ausente.
Por primera vez no tenía miedo de quedarme dormida, incluso quería dormir, me relajaba, me hacía sentir segura.
Sentí ahogo. En realidad, la comida me daba asco; todo ese atracón. Odio la sensación de tener el estomago lleno y preferiría no comer. Como sólo porque es necesario; necesario para seguir viva. Asocio la comida con engordar. Es cada vez peor. Intento hacer como si no pasara nada. Y ahora es cuando digo que tengo que comer normalmente. Pero no es tan fácil. Lo más absurdo es que yo misma veo lo tonta que soy y cuánto riesgo corro. Pero la tentación de ser delgada y no comer es demasiada. Cuando mi estómago está vacío me siento poderosa. No quiero, pero mi repugnancia por la comida es mayor que mi sensatez. 






(Es aterrador estar escribiendo todo esto, es como si yo no fuera esta persona).
Todo el mundo decía que tenia buen aspecto, pero la mirada de mis padres denotaba preocupación. Mi dieta ya no era inocente y despreocupada: ahora era una obsesión. Mamá lo vio, papá lo vio y yo en realidad también lo vi, pero no podía hacer nada y arrinconé el miedo, animada por los elogios que recibía con mi delgadez, que luego se convertiría en demasiada delgadez y flaqueza.
Ahora estoy súper deprimida. Ni siquiera sé por qué. La gente no entiende que sea insegura, cuando digo que no estoy contenta conmigo, interior y exteriormente. No quiero aceptar mi cuero. A veces me pregunto cómo hubiera sigo nacer con otro cuerpo, fino y delgado: ¿Me sentiría diferente?, ¿Más feliz?.
¡Lo vivo todo con tanta intensidad! ¡Soy tan dolorosamente consciente de todo! ¡Veo tanto el mundo, la gente a mi alrededor!.
A veces, eso me duele mucho, pero con lo que más dificultad tengo es, en estos momentos, conmigo misma.
Dije que no tenía mucha hambre, aunque, si bien era algo cierto, había comenzado una dieta que quería seguir seriamente.
Con ella empecé a escoger concienzudamente lo que tenía que comer y lo que no.
Adquirí buen ojo ara reconocer lo que engordaba: sin haberlo leído jamás, sabía exactamente lo que tenía que tachar de mi menú.

Me lo tomé cada vez con más fanatismo.
Y bueno, una dieta; ¿qué chica no sigue una dieta?; se trataba simplemente de una adolescente insegura y ya se me pasaría.
Nunca había estado gorda y tenía un buen aspecto. Pero yo me sentía enorme. El adelgazamiento comenzó lentamente; el primer mes no noté nada. Pero, de pronto, los kilos empezaron a volatilizarse. 
Vivo mi vida lo mejor que puedo. No importa donde comenzas, ¿verdad?, porque al final, harás lo que debes hacer: tu función en la tierra.
No era ni una nena ni una adulta, sino algo entremedio.
Empecé a mirar a mi alrededor, más allá de mis libros, y ¿qué vi? Piernas más delgadas que las mías, brazos que cabían en los míos. Estaba demasiado gorda, era demasiado grande. Pero este sentimiento roedor de inseguridad y autodesprecio no lo expresé con palabras; no era consciente de él y me roía, en algún lugar dentro de mí.
No me ubicaba, no sabía que actitud tomar, qué contestar si alguien me preguntaba algo, cómo tenia que caminar por la calle, qué estaba bien, qué era normal. En mi cabeza había siempre una vocecita crítica que me hacia trizas. Todo lo que hacia estaba mal, era ridículo, forzado y estúpido.
Era dolorosamente consciente de todo lo que hacía y decía. Sentía que cada movimiento que hacía. Sentía cada movimiento que hacía y sabía que exactamente cómo se veía desde afuera. Mis muslos, demasiado gordos. Comencé a esconder mi panza. Todo lo expresaba con palabras, parecía segura de mí misma, creía estar segura de todo pero, a su vez, me decía a mí misma cómo debía presentarme a los demás, cómo tenía que sentarme, como debía mirar a un grupo de chicos que me miraba al pasar.
Era un globo de aire que vagaba por el cielo; creía que podía con todo, que volaba alto por encima de todo y de todos y, en realidad, estaba sólo llena de aire. Y claro, un simple pinchazo era suficiente para hacerme caer muy bajo.
No era siquiera un sentimiento barato lo que sentía, es decir, no sentía absolutamente nada: vacío. El deseo de sufrir y la imposibilidad de sufrir, el deseo de sentir y la imposibilidad de sentir. Sabía muy bien cómo debía hacerlo pero no podía, lo cual no podía aceptarlo. En todos los sentidos, esperaba demasiado de la vida, de mí misma y de mí entorno.
Esperanzas de pensar y de sentir.
Por dentro estaba hecha un caos de sentimientos que no conseguía situar y, por eso, los escondía.
Es gracioso, mi cabeza dice: <<Eras insegura con tu aspecto físico y segura con lo que sucedía adentro. Dabas consejos a todo el mundo. Sabias perfectamente como se debían hacer las cosas y por qué sucedían >>. Pero mi corazón dice otra cosa: <<Por desgracia, no estabas segura de nada. Por dentro había un caos completo, preguntas, inseguridades y, al final, ya no querías sentir más>>. Me sentía segura con gente que se sentía insegura; les quería ayudar. Me gustaba que la gente me escuchara, que me siguiera.
Ahora aprendí que la amistad existe gracias, sobre todo, a un buen oído. Es un gran descubrimiento todo lo que se puede llegar a compartir. Escuchar enriqueció mucho mi vida. Podía notar la belleza de las cosas, ero no podía notar la gente a mi alrededor.
Me situé en un pedestal y lo observaba todo como un espectador, pero no me atrevía nunca a participar de lo que veía. Ahora mucha gente me dice que era fría y distante, graciosa como una princesa dando la mano, mirando con seguridad a los ojos de alguien, pero con un muro entremedio.
Todos a mi alrededor podía ver mejor que yo lo confusa que estaba.
¿Por qué no escuché a nadie?
Casi todo, cada acción, se refleja en nuestro ego.
Hemos olvidado el amor, y su gran opuesto, el miedo, parece ganar la partida. Podríamos resistirnos si tuviéramos respeto por la gente, por lo que somos realmente; si no juzgáramos con tanta rapidez y sustituyéramos el miedo por amo. Y recuerda: todos los problemas que te conciernen, puedes solucionarlos si no te alejas de vos mismo, mirando en tu interior para ver de donde viene el problema. Todos los problemas sirven para crecer un poco, y eso lo haces casi únicamente resolviéndolos vos mismo.
Estamos acá, en definitiva, para aprender y cumplir nuestra tarea.
Es tan increíble como todo está relacionado entre sí y guarda equilibrio... El agua, el fuego, el aire y la tierra no podrían existir si faltara uno de estos elementos; sin aire, se extinguiría el fuego, etc. También la gente posee estos elementos y tiene que equilibrarlos; la tierra tranquila y el fuego.Es como un rompecabezas donde todas las piezas cuadran; todo es como debe ser, las cosas suceden en el momento preciso y conoces a la gente que necesitas conocer.
En un momento dado, ni te preocupas de saber por qué suceden las cosas y solo abrís tu corazón, dar y recibir, y aceptar las cosas como son.
¿Cuándo dejo mi caramelo de endulzar?, ¿Cuándo se rompieron los muros y se extinguió mi ansia de construir?. Es como si no tuviera esqueleto ni armazón de la realidad. No puedo separar las mentiras de la verdad; la mentira es tan cierta como la realidad.Pero si creo lo suficiente en mi propia mentira ,que para mi es la verdad, entonces, ¿ya no es una mentira, no? A menudo me sorprendo a mi misma exagerando o mintiendo sin querer.
Veo solo lo que quiero ver, siento solo lo que quiero sentir, el resto no existe.
Describo mi mundo para obtener claridad sobre mi misma, para dar, con las palabras, forma y firmeza a las cosas.
Puedo ver tras estas palabras, una chica terriblemente desesperada que no quiere estar donde está. Que quiere vivir en un mundo que ella considere suficientemente bonito, pero que en realidad no existe: yo construí mi propio mundo con las palabras.

Welcome.

Este es un sitio pro-anorexia.
Yo no voy a ser responsable de la enfermedad ni las decisiones de nadie.
Si estás en recuperación/tratamiento el contenido de este espacio puede afectarte.
Por favor, retirate.
Este sitio no es lindo ni glamoroso.
Los desordenes alimenticios no son una broma. Son problemas verdaderos que causan daños irreparables a tu cuerpo y tu mente.
Este sitio es para aquellas personas lo suficientemente fuerte como para saber que NO NECESITAN tratamiento. Si crees que lo necesitas o que esto es una moda, también te invito a cerrar esta página.
¿Por qué ser Pro-ana? Ser pro ana es un DERECHO, porque tenemos derecho a elegir. Tenemos que hacernos valer, porque nadie puede obligarnos a hacer algo que no queremos. Si la gente quiere ponerse a dieta, lo hacen... nadie les dice nada. ¿Por qué nosotras tenemos que ser criticadas? ¡Solamente estamos tratando de sentirnos bien! 



Estamos tratando de ser lo más puras posible... y también vamos a hacer lo IMPOSIBLE.
La anorexia no es para todos, así que va a haber gente que no nos va a entender. Pero nos vamos a hacer cada vez más fuertes.
En esta página no vas a encontrar consejos de cómo vomitar, ni cómo hacer para que se te pase el hambre, porque una verdadera anoréxica no necesita consejos para dejar de comer, pero a veces quizás sí necesite que alguien le recuerde quién es.
Para eso está este sitio.