Crónica de una historia sin principio ni final.

Una puerta cerrada que no se abría para nadie.
Apagaba las luces y fingía estar ausente.
Tenía las manos frías, quizá consecuencia de ese clima al que llaman "soledad".
Cometió un error, o tal vez un descuido.
Duerme con sus auriculares puestos para no tener que escuchar, se pierde en la música y siente que vuela.
El volumen es proporcional a la altura que puede alcanzar.

ALONE

Estamos solos, porque cuando tocamos fondo no hay mano que nos ayude a salir, si no tenemos la voluntad de salir con nuestra propia fuerza.
Estamos solos porque nadie puede hacerte ver la luz, cuando elegís ver la oscuridad.
Por suerte, estamos solos, porque una vez consciente de eso, nadie es capaz de corromper tu felicidad, ni tu paz.

Ella en tercera persona.

Ella se levantó de una siesta poco medida, con el día lleno de nubes mojadas, en una urgencia por ordenar su caos visual (aunque sea),
se puso a limpiar su cuarto, empezar a organizar.
Los fantasmas aparecieron entre papeles y polvo,
recuerdos que la hicieron llorar.
Y lloró, lloró con el estomago y la garganta,
esos llantos que no se pueden controlar ni tampoco aguantar.
Ella lloró con lagrimas a puertas cerradas,
lloró por todo y por nada, por lo que fue y lo que es.
Hablaba en tercera persona para abstraerse y quizá entenderse.

Goodbye fucking 2011. Hello beautiful 2012.

Cuántas cosas cambiaron éste año.
Sufrí como nunca antes.
Sé que nada pasa en vano.
Aprendí a valerme por mi misma, aprendí que no necesito a nadie para hacer y deshacer mi parecer. Que nadie decide por mi, más que yo misma.
Sé perfectamente que me hace mal y que me hace bien.
Entendí que me merezco y que no, y que para merecer cosas buenas, tenemos que dar cosas buenas.
Conocí a personas increíbles, que me completaron y me ayudaron a sacar lo que tenía adentro.
Lo que no me sirve, lo descarto. Lo que me sirve, lo tomo.
Todos me enseñan algo todos los días. Aprendí a aprender todo lo que me pasa y de cada persona con la que aunque sea cruce una palabra.
Veo las cosas de otra manera.
Miles de miedos absurdos ya no encuentran sentido en mí.
No me exijo en cosas que antes me exigía, aún así tengo claro hasta donde soy capaz de llegar y cuan alto es.
Me siento una persona distinta de la que era el año anterior.
Estoy orgullosa de lo que aprendí, del dolor que logré atravesar (uno del que en algún momento creí, que no iba a sobrevivir), y en lo que me convertí.
Hoy soy más consciente que nunca de que la vida es lo que nosotros elijamos ver, hacer, tener, perder, pensar, dar, recibir.
Todo depende de como se mire.