Ella en tercera persona.

Ella se levantó de una siesta poco medida, con el día lleno de nubes mojadas, en una urgencia por ordenar su caos visual (aunque sea),
se puso a limpiar su cuarto, empezar a organizar.
Los fantasmas aparecieron entre papeles y polvo,
recuerdos que la hicieron llorar.
Y lloró, lloró con el estomago y la garganta,
esos llantos que no se pueden controlar ni tampoco aguantar.
Ella lloró con lagrimas a puertas cerradas,
lloró por todo y por nada, por lo que fue y lo que es.
Hablaba en tercera persona para abstraerse y quizá entenderse.

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