El espejo le devolvió su imagen, a mitad de camino, a ninguna parte. (Al menos así es como se sentía).
Demasiado joven para ser mujer, demasiado mujer para ser joven.
Todas las sensaciones volvieron a ella.
En bloque, sepultándola bajo su peso.
Cuando se dejó caer sobre la tapa del inodoro para sentarse, al flaquear sus piernas, comenzó a llorar en silencio, con la cabeza echada hacia atrás y apoyada en la pared con los ojos cerrados.
-¿Por qué? -. Se preguntó - ¿Por qué?. 

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