Por dentro estaba hecha un caos de sentimientos que no conseguía situar y, por eso, los escondía.
Es gracioso, mi cabeza dice: <<Eras insegura con tu aspecto físico y segura con lo que sucedía adentro. Dabas consejos a todo el mundo. Sabias perfectamente como se debían hacer las cosas y por qué sucedían >>. Pero mi corazón dice otra cosa: <<Por desgracia, no estabas segura de nada. Por dentro había un caos completo, preguntas, inseguridades y, al final, ya no querías sentir más>>. Me sentía segura con gente que se sentía insegura; les quería ayudar. Me gustaba que la gente me escuchara, que me siguiera.
Ahora aprendí que la amistad existe gracias, sobre todo, a un buen oído. Es un gran descubrimiento todo lo que se puede llegar a compartir. Escuchar enriqueció mucho mi vida. Podía notar la belleza de las cosas, ero no podía notar la gente a mi alrededor.
Me situé en un pedestal y lo observaba todo como un espectador, pero no me atrevía nunca a participar de lo que veía. Ahora mucha gente me dice que era fría y distante, graciosa como una princesa dando la mano, mirando con seguridad a los ojos de alguien, pero con un muro entremedio.
Todos a mi alrededor podía ver mejor que yo lo confusa que estaba.
¿Por qué no escuché a nadie?

No hay comentarios:

Publicar un comentario